Oh, que tuviera lenguas mil
¡Oh, qué tuviera lenguas mil Para poder cantar
Las gloria de mi Dios y Rey, Y Sus triunfos alabar!
Su nombre trae consuelo y paz, Nos libra del temor;
Salud, aliento y gozo es; Vida da al pecador.
Quebranta el poder del mal, Al preso libra hoy;
Su sangre limpia al ser más vil, ¡Aleluya! Limpio estoy.
Oh, mudos, de Su amor hablad; Y sordos, por oíd Su voz;
Oh, cojos, de emoción saltad; Ciegos, ved al Salvador.
Señor Jesús, ayúdame Tu nombre a proclamar
A todo el mundo en derredor, Tu grandeza ensalzar.